El cantaor y guitarrista daimieleño inaugura este viernes la vigésima edición del Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo de Almagro con su espectáculo «Federico en el corazón»

Javier Higueras | Almagro ||

De familia flamenca, Ricardo Fernández del Moral (Daimiel, 1974) siguió los pasos de su padre, cantaor y aficionado al flamenco, para internarse en la guitarra con tan solo 8 años. Al principio, sin demasiada vocación, pero lo que sí tenía era un gran apego por esta cultura. La constancia y el talento le han ido situando en los escalones más elevados del circuito nacional, pasando de ser un guitarrista acompañante de cantaores a aunar, en una sola figura y al mismo tiempo, el cante y el toque. Una virtud nada habitual en el arte flamenco. Él experimentó y acertó de tal forma que, en su primera incursión por los concursos de cante- hablamos del año 2011- se alzó con el primer premio en el I Concurso de Cante Joven Cuando llega el duende, en Madrid.  Un año más tarde llegaría su culmen en la 52 edición del prestigioso Festival Internacional de Cante de Las Minas (La Unión), donde obtuvo «La Lámpara Minera» y cinco premios en los palos de Malagueña, Soleá, Taranta, Toná y Minera. Y todo ello él solo, sin guitarrista, un hito que el palmarés del festival nunca había visto. Por algo su primer álbum de estudio, editado en 2014, recibe como título «Yo Solo».

Ahora, Fernandez del Moral abrirá el próximo 20 de noviembre la vigésima edición del Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo de Almagro con su espectáculo «Federico en el corazón», en homenaje a Lorca . Una ciudad, Almagro, con la que está muy ligado, ya que se formó y dio sus primeros recitales de guitarra en la Peña Flamenca Juan Antonio Córdoba. El artista ha mantenido una conversación con este medio para contarnos un poco más sobre «Federico en el corazón» y profundizar en su trayectoria artística.

 

  • Va a formar parte, y además como espectáculo inaugural, de este Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo. ¿Qué supone esto para usted? 

Ricardo Fernández del Moral: Para mí es todo un honor inaugurar esta vigésima edición, y más aún homenajeando a Lorca. El flamenco siempre estará en deuda con el poeta por el papel fundamental que ha jugado en la dignificación del género y de los flamencos. Hay que recordar que él, junto con Manuel de Falla, organizó el primer Concurso del Cante Jondo de la historia en 1922. A partir de ese momento, el flamenco dejó de ser visto como una música para gente marginal y fue entonces cuando numerosos intelectuales dentro y fuera de nuestras fronteras se acercaron a él, logrando también una gran repercusión internacional.

  • ¿Qué puede esperar el público de “Federico en el corazón”? ¿Qué piezas flamencas interpretará y cuál será el papel de sus acompañantes en el escenario?

R.F.M: El espectáculo combina las tres disciplinas fundamentales del flamenco: el cante, la guitarra y el baile. También habrá poesía cantada y recitada; poemas musicalizados, versiones de otras actuaciones históricas que se han adaptado de Lorca y también otras composiciones que he preparado exclusivamente para el estreno de este espectáculo. Mi compañero Mariano Lizcano hará un recital sobre varios de los más magistrales poemas de Lorca. En cuanto a lo musical, me acompañará la guitarra de Jesús Peñalver y el baile y las palmas de Marta Serrano y Rosa Guerrero.

  • «Federico en el corazón» será una actuación solo disponible online. Se prepara con la misma ilusión, pero no contará con esa experiencia del artista frente a un público. Las sensaciones al actuar serán diferentes, ¿verdad?

R.F.M: Por supuesto. El hecho de que el espectáculo sea online resta, un poco, la magia que se genera entre el escenario y el patio de butacas. Sin embargo, hay que hacer lo necesario para mantener la cultura en pie, y esta es una muy buena vía. Además, con esta muestra online no solo se puede llegar al público que pudiera asistir al Teatro Municipal de Almagro, sino que estará disponible para que cualquier espectador lo pueda ver desde casa.

Las entradas de «Federico en el corazón» se pueden adquirir bajo demanda en la web de Celcit y tienen un coste de 5 euros para ver el espectáculo en la plataforma Vimeo.

  • Me gustaría preguntarle ahora sobre sus inicios y su carrera artística. Usted viene de una familia muy ligada al flamenco. ¿Cómo son esos primeros años? ¿Era su vocación desde el principio?

R.F.M: No fue mi vocación desde el principio. De hecho, empecé a tocar la guitarra para no defraudar a mi padre, que quería que empezase ya con 8 años. Me formé yendo a clases, y tengo que decir que estoy muy ligado a Almagro y a su Peña Flamenca Juan Antonio Córdoba. Fui guitarrista de esta peña durante más de 15 años. En esta primera etapa, me dedicaba a acompañar el cante con mi guitarra, y fue un tiempo después cuando descubrí que me gustaba más el cante. Entonces me aventuré con mis primeros recitales como cantaor. Después llegó la época de los concursos y el Festival Internacional de Cante de las Minas, que eso ya lo cambió todo y supuso un punto de inflexión para mi carrera.

  • Ricardo, usted aúna en sus espectáculos el cante y la guitarra en una sola figura, algo que no es muy habitual. ¿Ese proceso fue producto de la improvisación? 

R.F.M: Cuando empecé a orientarme en el cante fue algo fácil para mí, porque todo cantaor necesita un guitarrista y yo ya lo llevaba incorporado. La primera vez que lo hice, la gente de mi entorno mostraba recelo y decía que no era algo muy estético. Pero después me presenté a mi primer concurso de flamenco en Madrid, con gente muy importante en el jurado, y decidí hacer algo rompedor para impresionarles. Gané el concurso y el propio jurado me animó a seguir por este camino: me decían que nunca habían visto a nadie probar con las dos disciplinas a la vez y con tan buen resultado. Eso me animó a continuar.

  • ¿Quiénes son sus referentes? ¿En qué cantaores y guitarristas se inspira?

R.F.M: Supongo que uno está influenciado por todo lo que le rodea. Así que, por cercanía, el que más me influyó fue mi padre. Pero también me influenciaron los discos de esa generación inigualable en canto y guitarra de los años 80: Camarón y las guitarras de Paco de Lucía, Enrique de Melchor y los Habichuela. Aunque hay muchos más.

Después profundicé al flamenco de décadas anteriores y me encontré con Joselito, Antonio Mairena, el Niño Ricardo, Ramón Montoya…

  • ¿Y cuáles son los palos flamencos en los que se siente más cómodo?

R.F.M: En el flamenco todos los cantos son difíciles y todos tienen sus peculiaridades. Pero es cierto que siento especial predilección por la Soleá, que es posiblemente el palo en el que se sustenta todo el árbol genealógico del flamenco. Si yo tuviese que medir a un cantaor, lo haría por la Soleá.

  • Leí una cita suya que decía: «Se puede ser payo, manchego, técnico en electrónica…y cantaor» ¿Cree que aún hoy el tema de la raza y la procedencia es un hándicap para obtener reconocimiento en ciertos ambientes del flamenco?

R.F.M: Totalmente. Uno se siente, en cierto modo, discriminado por no haber nacido en una determinada región. Hay ciertos sectores que sienten algo de rechazo hacia mí y hacia otros como yo, como si fuéramos ajenos a esta cultura. La historia del flamenco tiene numerosos ejemplos de este tipo. Por ejemplo, en La Mancha tuvimos a Jacinto Almadén, y eso que gracias a él hubo muchos cantes que no se perdieron. Sin embargo, esta situación un tanto discriminatoria va desapareciendo poco a poco. El auge de las nuevas tecnologías y la globalización han favorecido a que el flamenco sea cada vez más universal.

Hace ya diez años que el flamenco fue declarado como Bien Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, y es que este arte es precisamente eso: algo que pertenece a toda la gente que lo siente, sea de donde sea. No solo pertenece a unos pocos.

  • La pandemia ha afectado enormemente al mundo de la cultura, sobre todo a la realización de espectáculos en directo. ¿De qué forma le ha afectado particularmente a usted?

R.F.M: Nos ha afectado a todos y es una pena. Mi agenda de conciertos se ha reducido considerablemente y además, muchos que estaban por venir se están cancelando. Cuando hay nuevas medidas restrictivas, los teatros son de los primeros espacios públicos que se cierran. Pero siempre hay buenas noticias: por ejemplo ayer, con motivo del Día Internacional del Flamenco, completamos el aforo máximo permitido en el Auditorio Municipal de Albacete. La gente está ávida de cultura y de flamenco.

Por otro lado, está muy bien la posibilidad que ofrece el streaming;  pero lo físico, el cara a cara, es la magia del arte. Así es mucho más fácil esa comunicación de sentimientos entre artista y público.

En este enlace está la programación completa del Festival Iberoamericano de Teatro Contemporáneo de Almagro.