Jorge Solana Aguado | Director Calatrava 360 ||
La llegada de la estación del otoño suponía en otros cursos lectivos el inicio normal y rutinario de las clases en colegios, escuelas, institutos, universidad y en no pocas instituciones que habían asumido este calendario.
De hecho, cuando termina el verano siempre se produce un pequeño retroceso en el número de visitantes a zonas turísticas como es el caso de Campo de Calatrava. Su riqueza natural, patrimonial, artística y cultural lo convierten en un lugar privilegiado a escasas dos horas de Madrid.
El problema de este curso, es que todo se ha querido iniciar como siempre, sin pensar en la pandemia del Covid-19. El turismo no se ha reactivado ni en verano. Desde luego el otoño no sabemos si meteorológicamente se presentará arduo y difícil, pero sicológica, social y turísticamente tiene matiz de venir con nubarrones.
Los visitantes llegados desde Madrid no tienen pinta de que sean bien recibidos por todos. Dados los altos niveles de contagio de la región madrileña parece que no fueran bienvenidos. Cuidado, aquí, en la zona, tampoco estamos mucho mejor y han sido contagios internos, al menos, la mayoría.
En esta situación, sólo queda la apuesta por lo que ya describíamos como protección, respeto y empatía. Y en todo esto el otoño turístico puede tener su palabra que dar. No será el mejor año de la historia en número de visitantes, pero cada uno de ellos tiene que sentir que es primavera, que es el más importante. Tiene que olvidarse de los nubarrones del otoño y sólo apreciar lo grandioso de cada lugar de Campo de Calatrava. En esto, tenemos mucho que trabajar todos.